Lleva huaraches. va lejos

Por: Gerardo Corral Luna

Su mirada era tan llena, tan franca, que parecía que te miraba con el alma y no sólo con su ojo sano, su rostro te inspiraba paz, ingenioso y bromista como son los Luna, juguetón con los niños, firme y decidido cuando había que serlo. Una característica muy especial que no la voy a mencionar en esta lista de virtudes, mejor les narro una anécdota para que ustedes mismos la definan. Creo que, con mencionar su nombre, todos los que lo conocen ya saben cuál era su mayor virtud. Hablo de Don Isabel Luna Vargas.

En una ocasión se dirigía mi tío Chabel, como le decíamos todos, hacia el centro de la ciudad y para ello iba a tomar un camión urbano en la calle Colón esquina con Juan Escutia. Al llegar al paradero de camiones, ya estaba ahí el que le convenía tomar y se apresuró a abordarlo, pero en eso el camión ya se ponía en marcha y no lo alcanzó, pero otro individuo más joven, corrió y si lo alcanzó, sólo que, al trepar apresurado, se le cayó, sin que se diera cuenta una bolsa pequeña que llevaba mal puesta en el bolsillo. Mi tío Chabel recogió aquella bolsa y pensó que quizá no era de mucha importancia, entonces para cerciorarse, la abrió y su sorpresa fue que estaba llena de billetes, por lo que se dio cuenta que para aquel hombre si era importante, por lo que decidió esperar a ver si regresaba.

Más o menos una hora después, regresó aquel hombre y empezó a buscar en la calle por la orilla del cordón de la banqueta, aunque en el rostro se le notaba un gesto de desesperanza, en eso se le acercó mi tío y le extendió la bolsa –¿busca esto, amigo? –Le dijo. Y aquel hombre incrédulo casi le arrebató la bolsa de las manos. –Se le cayó cuando se subió al camión y aquí lo esperé por si regresaba. –Le dijo mi tío. –¿sabe usted lo que contiene esta bolsa? –Le preguntó el individuo aquel. –tiene dinero. –Le contestó Chabel. –¿pero sabe cuánto dinero? –No. el hombre le dijo la cantidad de dinero que traía y que se dirigía a comprar un carro, acto seguido sacó el dinero de la bolsa, lo contó y no podía creer que si estaba completo.

Tiempo después mi tío Chabel decía que no le molestaba que aquel señor no le diera ninguna gratificación, porque seguramente apenas traía lo necesario para comprar el carro, pero lo que sí le causaba molestia es que contara el dinero delante de él para saber si estaba completo.

La virtud que más arriba no mencioné de Don Chabel y que es conocida por todos es su honradez a toda prueba. Todos estamos orgullosos de eso, porque de alguna manera siendo sus consanguíneos, algo de esa virtud tenemos, aunque más por hacer la discusión y con tono picaresco, cuando se platica esta anécdota, no falta el que dice ah que Don Chabel tan pen……

Sólo a manera de despedida y para darle nombre a esta historia, les narraré otra pequeña anécdota. En una ocasión lo fui a buscar a su casa y no lo encontré. Me dijo la tía Gila. –Seguramente no tarda, por ahí anda cerca, aunque no me dijo a dónde iba, no se llevó los guaraches. Con zapatos no va muy lejos. Ciertamente al rato apareció el tío Chabel.

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