Los Tiburcio Herrera

Chihuahua, chih., Enero de 2022

El Tiburcio Herrera al que ahora nos referiremos, quizá no fue el primero, pero definitivamente no fue el último de los Tiburcios Herrera. Aclaremos antes de seguir en la escritura de esta historia que los asuntos a que nos referiremos se remontan a tiempos muy antiguos y que por lo tanto nuestra memoria ya no alcanza hasta allá, por lo que propensos a lo imaginativo que somos, algunas cosas como diálogos o situaciones no se corresponderán del todo con los hechos, pero en lo que son fechas y acontecimientos, será del todo verdad. Dicho lo anterior nos trasladaremos en el tiempo al año 1826.

Josefa Cano se llamaba y se encontraba seguramente en su noveno mes de embarazo porque los dolores de parto ya habían empezado, ya hacía un rato que alguien había ido a buscar a “la comadrona” para que la asistiera en el nacimiento del niño, porque si su mamá tenía razón en su pronóstico, sería un varón. También avisarían a José Antonio de apellido Herrera que era su marido y padre de la criatura. 

Unas horas después el pequeño recién nacido lanzaría sus primeros gritos a la vida, gritos de llanto como lo hacemos todos los que nacemos vivos. Un llanto anticipado —pensaba Jose Antonio— por todo lo que le tocará batallar en esta vida, por las pérdidas que ha de sufrir, pero esta vida también tiene risas y alegrías. Eso es lo que sentía ahora Antonio: mucha alegría por este pequeño que Dios le regalaba ahora. Tenía razón Antonio Herrera al pensar en lo difícil que era la vida que sólo se endulzaba de vez en cuando con algunas alegrías. Ellos los de su generación habían vivido desde pequeños en la zozobra de la lucha armada que había culminado apenas hacía cinco años con la firma de la carta de independencia de México. Aunque acá en esta región del norte, específicamente hablando en esta pequeña población que crecía al rededor de lo que era la Misión de San Pablo de Tepehuanes que posteriormente se conocería como Balleza en el hoy estado de Chihuahua, los conflictos armados no eran tan álgidos como en las grandes ciudades en el centro del país, pero también había luchas políticas y armadas, porque algunos tomaba partido por las fuerzas Realistas y otros por las insurgentes, muchas veces las familias hubieron de dejar sus casas y propiedades para refugiarse en la sierra por estos conflictos. Ahora que ya hacía varios años que la lucha había concluido, seguían los trifulcas porque como luego dicen las calabazas aun no se acababan de acomodar. Hubo un gobierno Imperialista encabezado por Iturbide, pero hacía dos años que se armó otra revuelta encabezada por los mismos insurgentes que antes se levantaron en armas junto con Don Miguel Hidalgo como Vicente Guerrero, Nicolas Bravo y Guadalupe Victoria y con una participación muy activa de Antonio López de Santa Ana, que pronto se convertiría en el hombre fuerte de México.

En ese 1823, tres años antes de que naciera Tiburcio, hubo muchos acontecimientos políticos y sociales de los que Chihuahua no estuvo exento, porque a los alzados contra el imperio, acá en Chihuahua se les unió Gaspar Ochoa que pronto tuvo la participación de muchos de los municipios. Esta lucha terminó con el destierro de Iturbide y la restitución del congreso que éste había disuelto. También por decreto se da la separación de Chihuahua y Durango y al año siguiente Chihuahua sería declarado como estado de la federación con José Ignacio de Urquidi como primer gobernador.

En este ambiente se habían casado Antonio y Josefa, matrimonio que hoy había fructificado con el nacimiento del pequeño Tiburcio Herrera Cano. Nosotros los historiadores no sabemos por lo pronto cuantos hermanos y hermanos habría tenido Tiburcio, pero si sabemos que tuvo una hermana cuatro años menor que él que se llamó María de la Luz, a Tiburcio siempre le gustó el nombre de su hermana, tanto que con el tiempo así se llamaría una de sus hijas, pero ese cuento ya vendrá después. Ese año de 1930 en que nació su hermana María de la Luz, el poblado pasaría a llamarse de Misión de San Pablo de Tepehuanes a Mariano Balleza.

Ocuparía mucho espacio relatar tantos acontecimientos que hubo en ese tiempo mientras Tiburcio Herrera crecía y se convertía en un hombre trabajador y responsable. Hubo múltiples cambios de gobierno pero nos llama la atención que todo ese tiempo estuvo un personaje muy controvertido en las esferas del poder, hombre carismático sin una ideología definida, que lo mismo fue héroe realista, que lo fue insurgente y lo mismo luchó a favor de gobiernos centralistas que de gobiernos federalistas, lo mismo participó como conservador que como liberal. Era un hombre populista, muy querido por unos y muy odiado por otros, adicto al poder al que siempre estuvo cerca ya sea como gobernador, vicepresidente y al menos seis veces como presidente de México. El 21 de abril de 1836 en un exceso de confianza fue derrotado y tomado preso por los estadounidenses, después de que había tenido un par de importantes victorias sobre ellos como la de El Alamo. Esta derrota significó la pérdida del territorio de Texas para México y tiempo después buena parte del territorio mexicano. Fue desterrado del país, aunque tiempo después regresaría a defender la patria de los franceses y fue así que nuevamente convertido en héroe llegó nuevamente a la presidencia de México y luego pretendió perpetuarse en el poder como dictador, asignándose por decreto el título de presidente vitalicio, pero surgieron los descontentos en especial una clase media liberal y “aspiracionista” como se dice hoy en día y mediante el plan de Ayutla fue nuevamente desterrado del país en el año de 1854.

Disculpe querido lector si nos hemos dispersado tanto en datos históricos cuando nuestra intención es referirnos en específico a Tiburcio Herrera, pero no queremos desperdiciar la oportunidad de que usted, si es parte de la familia o conoce o ha conocido a esta rama de la familia, se de cuenta que las personas no existen ajenas al medio que les rodea, y en este caso estamos hablando de un personaje cuyos padres nacieron y crecieron en tiempos de la guerra de independencia y que nuestro personaje, Tiburcio le toco vivir los tiempos en los que nuestro país se empezaba a conformar como una república federalista y todas las luchas que eso conlleva y se enfilaba ya el país hacia la época de la Reforma.

Habiendo dado ya una perspectiva histórica de la época, ya sólo mencionaremos que en 1847 cuando Tiburcio contaba ya 21 años de edad, se dió una revuelta de la región de Balleza contra el gobierno del estado encabezado por Angel Trías.

Lleguemos ahora al año 1851 en el día 7 de febrero, fecha en que unieron sus vidas mediante el lazo matrimonial Tiburcio Herrera Cano y Belén Portillo Jabalera. No había sido fácil convencer a los padres de Belén, Gerónimo Portillo y Tomasa Jabalera, ya que la pretendida novia de Tiburcio apenas si completaba los 16 años de edad, mientras que él acabalaba ya los 25.

Fue en la parroquia de San Pablo de Balleza que celebraron su matrimonio. El Acta que se redactó ese día dice así:

Yo el presbítero Juan José Franco Márquez, cura encargado por el señor obispo de esta Villa, habiendo observado cuanto previene el santo Concilio de Trento y estando instruidos en la doctrina cristiana, después de algunos días de la última mención, las que se dieron en tres días festivos INTER MISARUM SOLEMNIA, que fueron el veinte y seis de enero y el dos y nueve de febrero, y no resultando impedimento alguno case y vele FACIE ECCLESIAE al ciudadano Tiburcio Herrera de 25 años, hijo legítimo de José Antonio Herrera y de Josefa Cano, con la niña María Belen Portillo de 16 años, hija legítima de Gerónimo Portillo y de Ma. Tomasa Jabalera, siendo ambos contrayentes de esta mi feligresía. Fueron sus padrinos concepción Gutiérrez y María del Refugio Solis? Y testigos los ciudadanos Buenaventura Villalobos, Onofre del Bal, el sacristán Juan Payán y otros y para que conste la firma.

Tiburcio y Belén tuvieron varios hijos he hijas, que les tocó crecer entre la época de la Reforma y el Porfiriato, entre ellos podemos mencionar a Viterbo Herrera Portillo que fue padre de otro de los Tiburcios de apellidos Herrera Sáenz que fuera el padre de otro Tiburcio de apellidos Herrera Prieto. Otro de los hijos de Tiburcio y Belén fue Juan Pablo Herrera Portillo que en su matrimonio con Gregoria Muñoz le dió también por nombre Tiburcio a uno de sus Hijos.

Finalmente sin mencionar al resto de hijos e hijas diremos que como ya había adelantado Tiburcio y Belén tuvieron también una hija a la que llamaron María de la Luz, como se llamaba la hermana de Tiburcio. Esta María de la Luz se casó con un señor llamado Francisco Corral y Casas que a su vez fueron padres de José Corral Herrera y que éste junto con su esposa Soledad Gándara, fueron padres de Alfredo Corral G., que en matrimonio con Carmen Luna Vargas tuvieron varios hijos e hijas, entre ellos a un servidor: el que esto escribe.

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