Mujer mágica

Por: Quirino Luna Vargas

Agradezco a Lalo y a Beto que al abrir este foro nos brindan la oportunidad para expresar las historias y pequeñas anécdotas de familia. Es tan grande nuestra familia que de seguro habrá tela bastante de donde cortar. Aprovecho este espacio para invitarlos a escribir sus vivencias o las de sus familiares. Admito que no es fácil, que en principio se siente uno cohibido y se inclina a pensar que lo que tiene que decir no es tan importante o tan gracioso, pero una vez que se avienta uno y escribe, no saben, los que aún no se atreven a contar algo aquí en el foro, la enorme satisfacción que se siente, sobre todo por provocar la participación de los demás con sus comentarios y aportaciones, pero más que nada, la satisfacción de poder uno expresar algo de ese ser que queremos, que puede ser el padre, la madre, el tío, el hermano, la hermana…

Esta vez quiero referirme a mi queridísima y admirada hermana Licha Luna. Ella, mi hermana, es una mujer mágica, porque tiene la virtud de convertir una lágrima en miel. Por muy triste y amargo que sea el momento por el que se atraviesa, ella busca la manera de sacarle una sonrisa y hasta una carcajada al más atribulado de los mortales. Ella es muy espontánea, si usted quiere saber cómo está de salud alguien que, aunque sea uno de sus seres queridos y si ella sabe que el pronóstico no es nada bueno, con toda seriedad y solemnidad, le informa con más o menos las siguientes palabras: –mal, fíjese que ya anda por los pretiles.

Ese carácter tan especial y su ingenio, creo yo, que le ayudaron a salir adelante y recuperarse de su gran pena. Al perder a su amado esposo, Juan, quedó destrozada, abatida. Aquel hombre trabajador y carismático, que había sido su compañero y con quien procreó 7 hijos: tres mujeres y cuatro varones, de pronto murió en plena juventud.

Como pudo sacó fuerzas para atender a sus hijos y continuar la vida. Afortunadamente su esposo le dejó algunas propiedades en ganado y tierra de siembra con lo que pudo sacar adelante a sus hijos.

Pronto sus hijos Carlos y Federico a muy temprana edad, se hicieron cargo de trabajar y administrar sus propiedades. Eran ellos unos jovencitos de entre 14 y 16 años de edad que con mucha entereza se hicieron cargo de las rudas labores que se requieren para administrar y hacer producir las tierras. Para aquel entonces vivían en Saltillo Durango, pero pronto crecieron los muchachos y muchachas y fue necesario ampliar los horizontes escolares y se mudaron a Parral Chihuahua, donde empezaron sus estudios.

Todos salieron adelante, son hombres y mujeres inteligentes que heredaron el carácter ingenioso de sus padres.

Hoy mi hermana Licha es querida, respetada, admirada y protegida por todos sus hijos, hijas, nietos y nietas.

Yo me atrevo a afirmar, que soy su hermano favorito. Me ayudó tantas veces con su apoyo, sus consejos y hasta de varios apuros económicos me sacó. Recuerdo una muy especial ocasión, en que veníamos a caballo de Saltillo a Santa Bárbara y yo me bajé a beber agua y al inclinarme sobre el arroyo, me fui de cabeza y casi me ahogo. Ella me sacó y prácticamente me volvió a la vida.

He intentado ser como Licha, pero sólo ella tiene la magia para convertir lo negativo en positivo con especial sentido del humor. Mi hermana siempre que puede, me cocina mis platillos favoritos y me divierte tanto con su plática salpicada de ingeniosas ocurrencias. Creo que con el trato que me dispensa, hasta sus hijos deben estar algo celosos. Que Dios me la siga bendiciendo a ella y toda su familia.

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