Quebrando tepetate con un huevo.

Por: Gerardo Corral Luna

En una ocasión andábamos mi tío Rafael Corral Gándara y yo en una tienda, de la que no voy a decir que se llama Walmart, para no darle publicidad, allá del otro lado del río Grande, específicamente en Fort Stockton, Texas. Para ser más eficientes en lo que íbamos a comprar, nos separamos, yo me encontraba en un pasillo y Rafa en el contiguo en la tienda, cuando escuché que él le preguntó a una señora, –oiga, disculpe, ¿no sabe dónde encuentro las lámparas de mano? –Si. –Le contestó ella. –Se va aquí por el pasillo principal y al final, un pasillo antes del último, ahí las encuentra. –Muchas gracias. –Le dijo Rafael. Ya se retiraba, yo escuché sus pasos, cuando la mujer lo detuvo con su voz, –Oiga, ¿no busca trabajo? –No. –Le contestó él. ¿Por qué oiga? –Es que ahorita hay mucho trabajo. –Le respondió ella. –Si busca, no va a batallar. –Gracias. –Le contestó Rafael y se fue.

Nos encontramos en la fila para pagar las compras y yo le dije riendo –Oye, escuché que te ofrecieron trabajo. –Sí. –Me contestó él. –Hija de la chingada, en cuanto la vieja me mencionó la palabra trabajo, me entraron unos calofríos ¡cabrones! Y deja tú. –Continuó diciendo. –El pasillo allá donde me mandó la vieja cabrona, estaba lleno de palas y azadones, hasta mareos me dieron en cuanto los vi.

La fama de que le saca al trabajo, se la han dado algunos y hasta él mismo la fomenta, pero a mí me consta que es un hombre muy emprendedor y que sin hacer nada difícilmente está. Aunque si, al respecto tiene su filosofía y afirma que a esas herramientas que sacan callos, más vale sacarles la vuelta. Esto se los platico, para dar marco a la historia que escuché en una ocasión.

Cuentan que Rafael se fue a los United States a trabajar, –algún apuro ha de haber tenido–, el caso es que se encontraba trabajando en un rancho allá por Lovington New Mexico, con un gringo que, para no batallar en la pronunciación de su nombre, él le llamaba Rolando. Por esos días el tal Rolando, lo tenía haciendo hoyos para los postes de un cerco en aquellas tierras áridas, donde el tepetate es tan duro como la piedra, debo decirles que tepetate es el suelo arcilloso, que con la falta de agua se endurece bastante y el que es un poco más blando es pegajoso y dificulta el trabajo de escarbar, también se le llama suelo de tepetate al que está constituido de polvo o piedra volcánica. El caso es que Rafael se encontraba en pleno sol de aquella desértica región, cavando hoyos, para entonces el huevo revuelto que antes de salir a trabajar, el tal Rolando le había proporcionado acompañado con una rebanada de pan tostado, ya era cosa olvidada y el pensamiento de Rafael estaba puesto en un buen corte de carne, con un burladero, –como dice él–, de papas asadas y frijoles graneados y un buen trozo de queso todo esto acompañado de una cerveza casi congelada. Pensamiento que no podía estar más alejado de su presente realidad.

En esas estaba cuando vio venir a su cuñado Cirilo Gómez y su hermano Francisco, que habían decidido ir a ver que tal le estaba yendo con su trabajo. Le preguntó Cirilo –¿qué hace Rafael? Ni tardo ni perezoso, como se dice, le contestó Rafael. –Aquí quebrando tepetate con un huevo.

Desde entonces los que conocemos ese dicho, cuando el trabajo es duro y la paga poca, decimos que estamos quebrando tepetate con un huevo.

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